Algunos pensamientos sobre el concepto de terrorismo

Algunos nos resistimos a definir terrorismo como aquella violencia que sólo
puede venir de los países pobres. Algunos pensamos que las primeras
potencias están realizando en el tercer mundo , hoy y desde hace muchos
años, políticas que en ocasiones bien pueden ser calificadas como
terroristas, y que incluyen la perpetración o instigación de golpes de
estado, el genocidio, la tortura, y sobre todo el mirar para otro lado
mientras los esbirros útiles hacen el trabajo (muy) sucio. Por eso
pensamos que nuestra reputación en esos países es, merecidamente, más
bien mala.

Algunos pensamos que las víctimas siempre son
inocentes, pero las de un lado y las del otro; y que los malos son los que tiene
el poder y manejan las armas, también de un lado y del otro. También
nos da la sensación que no se le da misma importancia un muerto occidental que
un millar del tercer mundo… basta comprobar las consecuencias de un
muerto de un lugar o del otro.

Algunos llegamos a pensar, incluso, que terrorismo no es más que una etiqueta útil que sirve para
lavar conciencias y seguir cómodamente pensando que somos algo así como
el Eje del bien, y no los matones del planeta.

Algunos pensamos,
finalmente, que la solución al terrorismo que se practica desde uno y
otro lado, es un cambio radical en la forma de hacer política -también de un lado y del otro- y en las
relaciones internacionales, en el respeto auténtico de esos documento
que un día se firmaron como son la Declaración Universal de los Derechos
del Hombre, la Carta de las Naciones Unidades, etc.; y que podría ser útil a la situación actual que los países civilizados dejen de
practicar el abuso, la dominación, la búsqueda a toda costa del interés
económico y geoestratégico, y sobre todo dejar de mentir a la población… de modo que puedan servir de ejemplo y/o referente ético a los países donde germina el terrorismo que preocupa en los medios.

Quizá este tipo de argumentaciones pueda llegar a dar
argumentos a los terroristas (a los del tercer mundo), pero quizá lo más
importante sea decir la verdad, o lo que honestamente se piensa, y
quizá eso pueda ser el principio del fin de todos los terrorismos.

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